miércoles, 27 de junio de 2012

Otra historia acerca de cómo Darío vive en cada unx.

Pequeño escrito de Maria Luisa Peralta, una compañera que cuenta que ayer estuvo en el Puente y la historia por la que su hijo Tupac, quien estuvo allí con ella, lleva de segundo nombre Darío. un ejemplo más de cómo la dignidad piquetera de nuestro compañero se multiplica en las nuevas generaciones. 

Hoy Tupac me acompañó al Puente Pueyrredón. Fue la primera vez que él subió. Había unxs 20.000 compañerxs. Muchxs, aunque lejos de los miles que éramos hace unos años, cuando el puente estaba atestado. Antes de la era K, claro. Hubo años que por laburo no pude ir. Pero a diez años del asesinato de Darío y Maxi tenía que estar ahí. Hubo un año en que no pude ir por embarazo. Romina y yo estábamos buscando nombre para nuestro hijo. Dos nombres queríamos. Y queríamos que fueran un regalo especial para él, algo que le transmitiera nuestros valores, nuestra forma de ver y estar en el mundo, un mensaje, una historia. La historia de la lucha de los pueblos por su liberación. El primer nombre elegido fue Tupac, por Tupac Amaru, claro (o no tan claro, una vez por semana me encuentro con alguien que nunca escuchó el nombre). Faltaba el segundo. No nos venía ninguno. El 26 de junio de 2006, embarazada, me hice unos controles médicos y tuve que ir al trabajo, al laboratorio de la universidad donde hacía la tesis doctoral. Andando dentro del laboratorio, pensando en el puente, en mis ganas de estar ahí con lxs compañerxs, el nombre surgió solo, como una revelación. El segundo nombre sería Darío, por Darío Santillán. Ese nombre condensaba todo lo que queríamos transmitir. Darío fue el revolucionario que te deja sin excusas: porque a diferencia de otros que están tratados como héroes míticos e inalcanzables, Darío fue el héroe de la vuelta de tu casa, del barrio, un compañero más, un militante comprometido que vivió y murió como un verdadero revolucionario, como cualquiera consecuente con esas ideas debería vivir y morir, como todxs podríamos hacerlo si fuéramos consecuentes. Mi regalo de nacimiento para mi hijo fue el libro "Darío y Maxi, dignidad piquetera", del MTD Aníbal Verón, que cuenta no la historia de un pibe singular sino la historia de un movimiento social, de alguien que fue militante de un colectivo, que no hacía por su cuenta como muchos oyentes k decían hoy en la radio, sino que hacía de todo como parte de un movimiento social. Y cuenta también la impunidad. Porque dos canas fueron presos y están a punto de soltarlos, pero sobre todo porque los responsables políticos siguen sueltos y algunos de ellos ocupan cargos públicos en este gobierno. Por eso, por la memoria de los compañeros caídos y para sostener la lucha con lxs demás, es que mi hijo Tupac Darío estuvo hoy arriba del Puente Pueyrredón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario